Con el alma. Así se juegan estos partidos. No había que dar ninguna bocha por perdida y cuando la noche acechaba los muchachos se encargaron de traer el sol para poner otra vez a la Argentina en lo más alto del Hockey Mundial y concretar el triplete dorado como en el 98-99 cuando los tres equipos albiceleste se quedaron con el título. Portugal fue un rival difícil que contó con pocas opciones pero le hizo mucho daño a la selección nacional. La albiceles nunca perdió la paciencia aún cuando la final pintaba oscura y con garra e inteligencia logró dar vuelta la historia para quedarse con toda la gloria en San Juan.
Como toda final, el partido comenzó a puro estudio. Ambos equipos eran cerebrales a la hora de atacar. Sin embargo, en la primera opción clara que tuvieron los lusitanos abrieron el marcador. Henrique Magalhaes ganó el centro de la pista para vencer a Conti Acevedo y estampar el 1 a 0 cuando iban 2 de la primera etapa. Argentina redobló esfuerzo. Con mucha inteligencia fue a emparejar las acciones. Moviendo la pelota buscó la mejor opción para marcar pero siempre respondió Angelo Girâo de notable performance. Rafael Costa tuvo la chance para ampliar diferencias pero Acevedo bloqueó el disparo. Los europeos fijaron dos defensores con la necesidad de conservar la diferencia.
Otra vez Ezequiel Mena le dio mayor movilidad a la albiceleste, quien tuvo dos ocasiones para igualar la final pero otra vez el guardameta lo evitó con dos atajadas notables. Los europeos apostaron a un juego físico con el objetivo de sacarle velocidad al partido. Un claro penal sobre el atacante argentino no fue cobrado por Filippo Fronte hizo explotar al Cantoni. Inmediatamente Magalhaes enmudeció el estadio por segunda vez. Ganando de nuevo el centro de la pista sacó el remate y en el trayecto del disparo la bocha se desvió en la defensa albiceleste para cambiarle la dirección a Acevedo y firmar el 2 a 0. Demasiado premio para un equipo que no fue más que el quinteto nacional. Los dirigidos por el Negro Páez econtró la recompensa. Facundo Bridge junto marca asistió a Pablo Álvarez, quien sacó toda su clase de goleador para sacar un disparo certero en poco espacio y poner el 2 a 1 para irse al descanso con la esperanza de dar vuelta la historia.
La reaccción llegó
Argentina salió decidida a quedarse con toda la gloria en San Juan. Bridge siguió siendo un problema para la defensa portuguesa. Los lusitanos hacían transiciones largas. Cuando el partido entraba en un bache, Nicolía provocó un libre directo cuando iban 9 de la segunda etapa. El capitán con mucha tranquilidad, limpió la pista, colocó la bocha y con un remate certero venció a Girâo puso la final 2 a 2. Portugal comenzó a llegar con peligro pero Conti contuvo los disparos de los europeos.
La incertidumbre invadió al Cantoni. Ambos equipos bajaron un cambio y comenzaron a regular las acciones ofensivas. Sabían que un golpe por golpe no era negocio para ninguno de los dos. Esto llevó a ver un encuentro más lento con mucha tensión donde ambos equipos intentaban desnivelar con jugadas elaboradas. Romero sacó un misil cuando tuvo espacio y Girâo la sacó con toda su humanidad. En la jugada siguiente otra vez Pablo Álvarez sacó a relucir toda su categoría. Una bocha clara por el lado derecho del arquero portugues dejó bien parado a Álvarez rompa la paridad para poner por primera vez en ventaja a la albiceleste 3 a 2 a falta de 10 minutos.
Portugal sintió el golpe y herido fue a quemar naves. De tanto ir dejó espacios y los dirigidos por el Negro Páez no supo aprovecharlo. Otra vez Girâo bancó la parada para mantener con chances a los lusitanos. Con inteligencia, Argentina ensanchaba la cancha para llevar peligro al guardameta visitante. Pasaban los minutos y la ansiedad comenzó a ganar terreno a los portugueses, porque no podían desactivar la buena presión que hizo el quinteto nacional y comenzaron a tomar disparos apresurados.
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